sábado, 15 de octubre de 2011


Sam era un hobbit relativamente bajo, con el pelo castaño y muy rizado y, al igual que Frodo, Sam cumplía las características propias de los de su raza. Era sencillo cuyo máximo placer era una buena comida junto con una buena historia. Y aunque Sam siempre había llevado una vida tranquila y apacible, era muy curioso con las noticias del mundo exterior. Además demostró, durante el viaje con Frodo ser dueño de una lealtad a prueba de todo; su espíritu de sacrificio por su amigo, contrastaba abiertamente con las características de los Hobbits en general, que preferían su casa y sus posesiones, a la aventura.
En más de una ocasión su inteligencia y ubicuidad salvaron a Frodo, siempre parecía anticiparse a los movimientos de su amo, además se dio cuenta del carácter de Boromir mucho antes que los otros. Muchas veces era capaz de la más fina ironía frente a alguna adversidad. No era de cólera fácil pero sabía hacer sentir su enojo cuando este crecía; pero su bondad era tal que cuando esto sucedía tendía a arrepentirse. No era más desconfiado que cualquier hobbit, pero su sentido del deber y su sentido de protección hacían que no fuera rápido en tender su mano a los extraños, tanto que solo aceptó a Aragorn (siempre lo llamó “Trancos”) cuando le fue claro que este era el rey; y ni que hablar de Gollum, al que nunca quiso y del que siempre desconfió. De allí se entiende la dura reacción que tuvo, cuando este los traicionó en el Antro de Ella-Laraña. Cada vez que estaba ante un peligro, se acordaba de que era alguien que estaba viviendo una historia ("Me gustaría saber en qué tipo de historia estamos.").
Cuando Gandalf le pidió que acompañara a Frodo en su viaje a Rivendel, Sam deseaba una cosa sobre todas las demás: ver a los Elfos, las historias de los Elfos eran las que más le gustaban, “(...)adoro esas historias y creo en ellas, contra todo lo que Usted diga. ¡Elfos, señor! Me encantaría verlos. ¿Podría llevarme con usted a ver a los elfos, señor, cuando usted vaya?”; tanto que en su lucha contra la Araña pronuncio palabras élficas que no recordaba haber aprendido.
Su honestidad lo llevó, muchas veces, a descubrir su pensamiento espontáneamente como cuando frente a Faramir reveló el carácter de la misión de Frodo, o como cuando descubrió su presencia en el Concilio de Elrond. El primer sorprendido por la personalidad de Sam fue El Portador, y lo dijo luego de oírlo cantar la canción sobre los Trolls, frente a las estatuas deTomBerto y Guille Estrujónez: "(...)Estoy aprendiendo mucho sobre Sam Gamyi en este viaje. Primero fue un conspirador y ahora es un juglar. Terminará por ser un mago... ¡o un guerrero!..." y tuvo razón.

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